
Estoy dentro del grupo de gente rara a la que les gustan los aeropuertos. Si, les gusta viajar, pero también los aeropuertos. Sus salas enormes, maletas de todas formas y colores, gente que habla diferentes idiomas que van de un lado para otro. Tiendas de comida rápida y souvenirs de última hora,... Podría pasarme las horas muertas, sin abusar, que (casi) todo llevado a un extremo acaba cansando, sentado en un banco de una terminal viendo pasar gente.
Es curioso pensar que la persona que está a tu lado, en apenas unas horas puede estar en la otra punta del mundo.
Todo el mundo tiene algo que contar (quizá algunos tengan más facilidad que otros para hacerlo), todo el mundo busca algo. Un aeropuerto me parece un sitio donde todo eso está más cerca, un pequeño sitio que supone un cambio algo más grande. Una puerta que te acerca más a eso que andas buscando o persiguiendo.