096. Quality Control #2

Hoy voy a intentar hablar un poco de ese diseñador que todos llevamos dentro: tu jefe, tu prima, tu padre, tu mejor amigo, el de la frutería de debajo de tu casa, la vecina de enfrente... Pero a la vez intentaré no hablar de los Departamentos de Marketing (estos son los que más saben de diseño y prefiero dedicarles otro día un comentario especial para ellos).

Hoy: Copisterías.
En el barrio hay más de una copistería. Me empezó a salir barba haciendo cursillos de dibujo impartidos por el propietario de una de ellas. Era la época de la venta de fotocopias de Dragon Ball. Y entre callejones apareció una copistería que la llevaban cuatro personas jóvenes que sabían de informática y diseño. Al poco tiempo la cosa creció como era evidente. Han hecho cartelería para los negocios del barrio, publicidad, logotipos, papelería,.. Te podrá gustar o no los trabajos que hacen (como los trabajos de cualquier otra persona) pero detrás de ellos es fácil ver una calidad.
Ahora tienen tanto trabajo que ir a hacer una fotocopia es una misión imposible.

No hace tanto apareció otra copistería. Desde mi punto de vista el caso totalmente opuesto. Cuatro libros de cliparts (o incluso los que incluye el Word de Microsoft Office), dos herramientas de Photoshop para recortar personas y ponerlas en otras fotos... y venga! a engañar a la gente que son dos días...
El problema no es ese del todo... lo curioso es cuando le llevas algo que la mejor imprenta agradece recibir por estar bien y ellos no son capaces de hacer una impresión a dos caras o el ordenador se les cuelga porque el documento pesa 30 Megas. Por si no fuera suficiente no saber hacer bien su trabajo (hacer fotocopias y punto), cuestionan el tuyo e intentan corregirlo borrando cosas o añadiendo (por suerte descubrí el pdf con contraseña y desde aquí lo recomiendo a todo el mundo...).

En definitiva: un mensaje de apoyo a las copisterías e imprentas que saben de que hablan (que hay muchas y muy buenas) y de las que he aprendido gran parte de lo que sé. Y un empujón a las copisterías que con cuatro cedés de imágenes prediseñadas engañan a la gente, a ver si con un poco de suerte nos las podemos quitar de encima o podemos limitar su trabajo a la impresión.