Después de Nara y antes de Hiroshima: Osaka.
La guía dice que Osaka es la cocina de Japón. Ya en el tren y el metro es fácil ver diferencias con otras ciudades niponas: la gente no está enganchada al teléfono móvil o durmiendo, muchos hablan en voz (demasiado) alta, al subir las escaleras mecánicas no se diferencia el lado derecho del izquierdo. En la calle las diferencias siguen: basura a montones, garitos para mayores cada diez metros, restaurantes cada dos, jaleo, ...
Por la noche los puestos de takoyaki alegran las calles y los estómagos de muchos (como yo). Restaurantes de okonomiyaki donde pasar el rato entre amigos o en pareja, compartiendo una plancha y conversación...
Una pena haber pasado sólo unas horas. ¿Lo bueno? Queda pendiente volver porque quedaron muchas cosas por ver... prácticamente todo.
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